19 julio 2007

Retroalimentación entre el espacio escénico y el cuerpo

El cuerpo humano es la fuente de la percepción y, a su vez, el hábitat escénico es el mundo que se crea y existe gracias a lo sensorial, a esa capacidad perceptiva infinita que poseemos. Cuando un creador logra reconocer esa capacidad y disponer de ella, es capaz de sugerir, descubrir, significar, deleitar, pensar y sensibilizar.
La danza en particular es el arte que más plenamente plasma este principio. Operando en el terreno de lo sugerente antes que lo evidente, la danza postula a la creación de un mundo sensible a partir de las funciones de la fuente de percepción fundamental: el cuerpo.
No se me hace posible encontrar algo más sugerente que el movimiento corporal, sus disposiciones, capacidades y relaciones.

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